http://www.laultimaratio.com (la última razón)
CONTENIDO:
1 PROBLEMÁTICA DEFINICIÓN DEL DERECHO.-
2 ETIMOLOGÍA DE LA PALABRA "DERECHO". –
3 AMPLITUD DEL CONCEPTO "DERECHO". –
4 ESTRUCTURA ESTRATIFICADA DEL MUNDO.-
5 CARACTERÍSTICAS DE LO ESPIRITUAL.-
6 FORMAS DE LO ESPIRITUAL O CULTURAL.-
10 EL DERECHO, PARTE DE LA CULTURA.-
1.- PROBLEMÁTICA DEFINICIÓN DEL DERECHO.-
La conveniencia de iniciar el estudio de una disciplina definiéndola, es una cuestión abierta. Mientras unos sostienen que sin conocer los temas básicos de una ciencia no es posible comprender cabalmente su definición, otros aseveran1 que ésta facilita una primera noción del objeto que la constituye en un apartado unitario dentro del saber. Al respecto las posiciones extremas son inconducentes2. Hay disciplinas de difícil y, hasta hoy, no lograda definición, como la filosofía: en ellas resalta la vanidad del intento prematuro. En otras, definirlas es una manera adecuada de presentarlas.
En cuanto al objeto de nuestro estudio, compartimos la afirmación de Del Vecchio: "Lo que el derecho sea, todo el mundo lo sabe de un modo aproximado. Pero la definición precisa del concepto presenta graves dificultades."3 La verdad de este aserto es fácil de comprobar.
Todos los hombres, aun los extraños a las disciplinas jurídicas, tienen que habérselas con el derecho; por ejemplo, los campesinos de las regiones más apartadas, para los actos elementales de su vida como contraer relaciones conyugales legítimas (matrimonio), adquirir ganado (propiedad) o expresar su última voluntad (testamento), deben cumplir con preceptos legales. De ahí que todos tengan nociones aproximadas de algunas instituciones jurídicas. No obstante, lo arduo4 es forjar un pensamiento unívoco5. Cometido de tanta magnitud que Kant decía: "todavía buscan los juristas una definición de su concepto del derecho",6 lo cual conserva actualidad por las divergencias que subsisten entre destacados autores.
2.- ETIMOLOGÍA DE LA PALABRA "DERECHO". –
Por otra parte, referir7 el origen de una palabra no siempre brinda una noción precisa y completa de su significado, aunque es de rigor indicar la etimología del vocablo que designa la ciencia que se ha de estudiar.
La palabra "derecho" deriva del latín: directum, participio pasivo del verbo dirigere que significa conducir, regir, enderezar, encaminar, dirigir, ordenar. Directum es lo recto y "derecho", al provenir de esta voz, expresa aquello que ordena rectamente las relaciones humanas.
3.- AMPLITUD DEL CONCEPTO "DERECHO". –
Intentamos no sólo elucidar8 el concepto del derecho vigente en nuestro país, sino, más ampliamente, queremos abarcar todos los derechos pasados, presentes y futuros, en todas las ramas y tendencias que hay o puedan establecerse (civil, mercantil, agrario, aéreo, capitalista, socialista, etc.). Buscamos la noción universal del derecho.
Es de la mayor importancia para el éxito de esta labor localizar el derecho en la multifacética9 y abigarrada10 inmensidad del ser.
4.- ESTRUCTURA ESTRATIFICADA DEL MUNDO.-
Siguiendo corrientes del pensamiento contemporáneo11, emprendemos la tarea de encontrar el sitio del derecho en la realidad, proteica12 e inconmensurable13, que nos circunda14 y de la que somos parte.
Comenzamos por una cuestión fundamental: los objetos son heterogéneos15, tienen contextura16 diversa y componentes distintos.
Para comprender el alcance de este planteamiento debemos superar la ingenua creencia de que únicamente tiene ser y realidad lo que ocupa un lugar en el espacio: la materia física, cada cosa con volumen y peso. Antes bien, hemos de admitir, como evidencia irrefutable17, que además de los cuerpos y los seres vivos, otras formas de ser transcurren solamente en el tiempo sin pesantez, tamaño ni perfiles geométricos; por ejemplo, lo anímico.
Así, aunque la percepción inmediata de nuestro contorno polifacético18 nos abruma con una plétora19 de cosas multiformes, dispares y, al parecer, inextricables20, pronto echamos de ver que estos objetos21, irreductibles22 al intento de homogeneizarlos23, son pasibles de clasificación. Pero no olvidemos que toda reticulación24 clasificatoria admite formas intermedias de transición entre los objetos de la realidad.
En síntesis, cuanto hay en el ser real, es decir, los objetos que "son" efectivamente, con existencia perceptible e individualidad neta y acabada -no meras abstracciones25 o ensoñaciones26-, constituyen la realidad. Esta aparece en cuatro estratos relacionados entre sí27.
1) Lo inorgánico.- No puede negarse que hay cuerpos inanimados que tienen mera existencia física y cuya duración -temporalidad- se apoya en la inercia28 de la materia. Es la amplia escala de cosas tangibles: rocas, minerales, agua, gases, aire, etc. Tenemos, pues, como primer estrato a la:
Materia
La materia inorgánica es la base sobre la que se erige el resto de la realidad.
2).- Lo orgánico (vida vegetativa). - Asimismo es patente29 la realidad de los seres vivos de la naturaleza, cuyas especies perduran, por sobre la muerte de sus individuos, mediante la reproducción. Perece el individuo, subsiste la especie. Esta segunda capa se asienta en la anterior en cuanto a la consistencia material de sus entes30, sin embargo, ostenta31 algo enteramente nuevo, el fenómeno de la vida. Su fórmula es:
materia + vida = vida vegetativa Expresión escueta32 de esta relación es el vegetal.
La vida implica cualidades específicas: a) ciclo vital: nacer, crecer, reproducirse y morir; b) autorregulación: el propio organismo se desarrolla, se forma y regula sus funciones desde dentro, merced a una fuerza interna y activa; en la semilla está predeterminada a la planta33; c) intercambio de sustancias en el interior del organismo y con su medio ambiente (respiración, alimentación y su metabolismo); d) estructura, cada una de las partes del ser viviente es diferente a las demás y está interrelacionada funcionalmente con el resto, aislada carece por completo de significación: En el árbol no son iguales raíz, tronco, ramas, hojas, flores y frutos; y, sin embargo, conforman un ser orgánico y viviente.
3).- Lo psíquico (vida animada).- El animal se distingue de la planta por muchas cualidades. Siente estados internos: dolor, placer, hambre, frío, calor, etc.; se esfuerza por obtener cuanto necesita en alimento y abrigo: acecha y atrapa a su presa, se cobija ante las inclemencias del tiempo; elude el peligro, huye o se defiende cuando es acosado; busca consorte34 para procrear, en resumen, resguarda su vida y la de su especie.
Y para ello ejercita sus facultades: ve, huele, oye, palpa, gusta, percibe cosas de fuera, reacciona, se desplaza, etc.
A la vida vegetativa de las plantas vemos sumado, en el animal, algo nuevo en sumo grado: estados y procesos psíquicos. De esta manera la secuencia acumulativa ya expuesta continúa:
Materia + vida vegetativa + psique = vida animada
El fenómeno anímico que en la bestia es elemental, en el hombre -animal racional- se eleva a la aprehensión35 inmediata de sí como individuo -único, peculiar36 e intransferible-, y culmina en el prodigioso37 refinamiento de conocerse así mismo en un proceso reflejo, tomándose como objeto intencional de su propia actividad cognitiva38.
No podemos dudar de la realidad de las pasiones, esperanzas, odios, amores, zozobras39, ansiedades, inquietudes, alegrías, bonanzas y sufrimientos en que discurre, momento a momento, nuestro interior torrente anímico.
Estos avatares40, abstraídos de los hombres que los sobrellevan y concebidos por separado, carecen de magnitud espacial, volumen y peso; su existencia simplemente fluye en el tiempo.
Lo psíquico concierne exclusivamente al sujeto que lo experimenta. Pertenece inalienablemente41 a quien lo vive. Se origina, transforma, dura y extingue en uno: no se puede querer, gozar o sufrir en lugar de otro. Es estrictamente subjetivo y, en cuanto tal, dependiente de la capacidad de percepción y de la sensibilidad de cada individuo. Por eso la perspectiva del mundo de uno es diferente a la de los demás; cada cual ve y siente a su manera.
4) Lo espiritual o cultural.- El espíritu o cultura es el último estrato. Comprende una suerte de objetos que gravitan tanto en el cotidiano hacer del hombre que sólo a porfía logra sortear parcialmente su casi irresistible presión. Consideremos "el lenguaje, la ciencia, la filosofía, la religión, las bellas artes (pintura, escultura, arquitectura, música, literatura y drama); las normas jurídicas y éticas; las costumbres y usos; las invenciones y procesos tecnológicos, desde la más simple herramienta hasta el mecanismo más intrincado; la construcción de caminos; la construcción de edificios; el cultivo de campos y jardines; el adiestramiento y domesticación de animales; las organizaciones e instituciones sociales."42
Con lo espiritual o cultural culmina la serie de estratos del ser real en su totalidad:
Materia + vida vegetativa + psique + espíritu = ser real
5.- CARACTERÍSTICAS DE LO ESPIRITUAL.-
A los objetos espirituales o culturales corresponden las siguientes notas:
-
Creación humana- Lo espiritual es vivencia y producto humano. Es obra de la invención y de la acción transformadora ejercitada por el hombre sobre los objetos de la realidad; él es quien con estos elementos va construyendo por cuenta propia, con denuedo43, riesgo y trabajo, su medio específico, lacónicamente44 llamado cultura.
-
Socialidad.- En tanto los fenómenos psíquicos son esencialmente subjetivos, individuales e idiosincrásicos45, los bienes de la cultura pueden ser poseídos, al mismo tiempo, por muchas personas, pertenecen a los agregados sociales, son supraindividuales, comunes y compartidos. No agotan su existencia en una conciencia singular. Cada hombre no crea su propio lenguaje, su moral, su ciencia ni sus costumbres. Más aún, a su muerte, todo ello le sobrevive apoyando en los demás miembros de la sociedad.
El carácter colectivo es el mismo tratándose de bienes creados por un solo hombre. Para mejor entender tomemos una obra de arte. La Piedad, de Miguel Angel. El artista merced a su genio y perseverancia, como empresa totalmente suya, cinceló esta bella escultura. Una vez hecha, perdura no ya como expresión conspicua46 del ambiente espiritual de una ciudad renacentista, ni siquiera como mero exponente del arte italiano, sino como portentosa47 joya de la cultura occidental, cuyos individuos le infunden permanente actualidad. En efecto, cuantos la contemplan -gente común, eruditos48, historiadores, artistas -, cada uno a su manera, participan de su belleza, se deleitan ante su perfección inigualada, y con su admiración van afirmando la perennidad49 de la obra; se trata de un auténtico producto espiritual. Aunque ella queda imperturbable y, al parecer, desentendida del tiempo, su supervivencia como objeto artístico depende de quienes comprenden o presienten su mensaje; faltando éstos, vuelve a ser materia sin sentido, o en el mejor de los casos, enigma50.
-
Adquiribilidad.- Lo espiritual o cultural no es innato51 en el hombre. Técnica, conocimientos, lenguaje, costumbres, creencias y ciencia, recibe del medio social, por aprendizaje que comienza en su primera infancia y se prolonga en el curso de su vida. Puede incrementar su acervo (Conocimiento) con aportes de apreciable o mínima significación, pero irremediablemente, todo esto lo deja tras de sí al fallecer52.
-
Historicidad.- De lo espiritual participan en varia medida los coetáneos53 y lo transmiten a las generaciones siguientes. Hay pues una sucesión hereditaria54 de bienes culturales.
Cada generación encuentra elementos materiales y mentales acopiados por sus antecesores y asume la doble responsabilidad de asimilarlos y acrecerlos con sus propias contribuciones, lo cual muchas veces implica cambios y rectificaciones. Así lo espiritual en el decurso del tiempo se acumula, selecciona, desenvuelve, perdura y padece crisis en proceso dialéctico55 con la colectividad que lo sustenta. Conlleva las contingencias de la sociedad en que florece y cuando ella sucumbe, fenece; entonces sus elementos se convierten en lengua muerta (latín), en reliquia incógnita (Puerta del Sol) o en normas que nadie impone ni cumple (derecho romano).
6.- FORMAS DE LO ESPIRITUAL O CULTURAL.-
En la región que reseñamos se distingue el espíritu objetivo y el espíritu objetivado.9
El espíritu objetivo es el vigente en cierto y determinado período de una sociedad dada. Es el modo de vivir, de pensar, de sentir y de actuar de sus hombres, con rasgos tan suyos que forman un estilo singular. Es el ambiente humano que los individuos comparten y lo mantienen viviente y en plena realización. En este sentido se habla del "modo de vida americano" o del "medio espiritual de la época", porque su cultura (idioma, ética, arte, técnica, costumbres, creencias, usos, ciencias, etc.) está en plena operatividad entre sus miembros. Por ejemplo, nosotros nos sentimos bolivianos y reverenciamos56 nuestros símbolos patrios, hablamos castellano con algunos modismos, tenemos actitudes favorables o adversas a esto o lo otro, pretendemos en justicia una salida al mar; todo ello motiva y encauza57 nuestra convivencia social.
El espíritu objetivado comprende aquellas cosas materiales en las que el hombre ha fijado su espíritu objetivo, y al hacerlo les ha infundido significación, sentido, belleza, bondad o utilidad. Concluida la faena58 creadora, existen independientes de su autor. Se trata de materia "espiritualizada", transida de connotaciones humanas: un edificio, una novela, una cruz, un automóvil, un código, un lápiz, un alto relieve, una pintura, etc.
Concretamos lo expuesto en un ejemplo. La adhesión mística a Dios, vivida y sentida por el creyente, es espíritu objetivo. La catedral de granito, en la que se ha materializado esa convicción religiosa, es espíritu objetivado.
Dicha diferenciación no es tajante porque hay interacción dinámica entre ambas formas. El espíritu objetivo se plasma en obras y cosas (estatuas, utensilios, máquinas, jardines, sepulturas, etc.) y estos bienes -espíritu objetivado- estimulan el desenvolvimiento del espíritu objetivo. Para seguir con el ejemplo anterior, quienes aprehenden el significado trascendente del templo reaniman su fe y este acaecer es ya espíritu objetivo.
7.- UNIDAD DE LA REALIDAD.-
La heterogeneidad de los cuatro estratos no hace saltar hecho añicos59 el mundo, antes bien, confirma la impresión de un orden estructurado en que las capas superiores se apoyan en las inferiores. Hartmann dice: "Sólo conocemos la vida espiritual en tanto está soportada y ligada a las conciencias de individuos vivientes... (no) conocemos ninguna conciencia desprovista de portador orgánico y ninguna vida orgánica desprovista de un preciso sector de la naturaleza inorgánica, que le proporciona luz, agua y muy diversas sustancias nutritivas."60
La unidad de estas formas de la realidad se alza sobre la base común de la temporalidad y una relativa causalidad.
Todos los objetos reales son temporales. El tiempo no sólo pasa por su periferia, más profundamente, está en la entraña misma de su ser como determinante de su existencia. La temporalidad se hace perceptible en el cambio: los entes reales están perpetuamente estremecidos por movimientos, innovaciones y mudanzas, sin tregua. Nada real permanece idéntico a sí mismo.
Además, lo real está sometido en alguna medida al principio de causalidad. Sin desestimar factores de azar y espontaneidad ni la presencia de fenómenos coetáneos61, causas que provocan efectos que a su turno obran como otras causas para nuevos efectos, en series complejas e inacabables, hacen plástica e irreversible la existencia de las cosas y discursible la realidad.
Ciertamente cada sector tiene modalidades de causación propias. Se habla, por ejemplo, de causa mecánica, en lo inorgánico; de génesis biológica, en lo orgánico; de estímulos y motivaciones, en lo psíquico; de antecedentes históricos, factores decisivos, condiciones suficientes, etc., en lo cultural.
Más allá de este común entronque temporal y discretamente causal, difieren considerablemente los cuatro estratos de la realidad y, sin embargo, presentan la unidad que les da su no-separación y la coherencia de sus nexos internos.
8.- PERSONA HUMANA.-
Frente a este cuadro totalizador de lo real, inevitablemente surge la pregunta ¿y el hombre?
Con la imagen de un mundo estratificado, se allana62 la respuesta. El hombre concreto que conocemos en nuestra vida de relación, no es puramente espíritu (cultura), puesto que posee conciencia, también es organismo y tiene ingredientes materiales como las cosas inanimadas. Es el único ente que abarca en sí todas las capas de la realidad.
Es pertinente adelantar que para su realización integral al ser humano necesita imprescindiblemente criarse en el regazo de la sociedad.
En la hipótesis harto forzada de que pudiera subsistir aislado, nunca se elevaría de un plano análogo {similar} al del animal. Sin otro con quien comunicarse ni cooperarse, su tosca adaptación al medio le consumiría todas sus energías y no desarrollaría su inteligencia ni sus otras aptitudes latentes que, cultivadas, le dan calidad propiamente humana. Carente de lenguaje y de los bienes de la cultura (moral, ciencia técnica, organización política, religión, utensilios, herramientas y máquinas) quedaría trunco. Presupuesta su orfandad espiritual, cuanto más representaría la nuda63 posibilidad malograda de llegar a ser un hombre a cabalidad.
Sin duda alguna es otra su condición. El es hechura de la sociedad. Desde la cuna se halla inmerso en la familia y posteriormente en grupos de vecindad, culto, juego, deporte, recreación, trabajo, instrucción, etc. La acción modeladora de estos grupos y de la sociedad en general, forma su personalidad social, mediante el lenguaje, el ejemplo y la educación, inculcándole costumbres, usos, prejuicios, actitudes, deseos, cánones estéticos, reglas de conducta, religión, conocimientos, técnica, una concepción teorética o ingenua del mundo, y hasta una interpretación de su estructura social. Con estas adquisiciones culturales alcanza su entidad plenaria.
El hombre es el único ser existente que sintetiza64 en sí toda la realidad.
9.- DERECHO Y SOCIEDAD.-
La persona se plasma dentro de la sociedad y, correlativamente, ésta es un agregado de hombres copartícipes en la misma cultura y autosuficientes para satisfacer mancomunadamente sus necesidades.
La sociedad no es un hacinamiento65 de sujetos inconexos; la simple coexistencia de hombres en proximidad espacial, aunque necesaria, no basta para que surja el fenómeno social, éste requiere, indispensablemente, de una red de influjos mutuos de orden mental, afectivo, volitivo66 y físico, llamados relaciones sociales, que se traducen en acciones humanas.
Tampoco la sociedad es, en manera alguna, una entidad con existencia propia y aparte de la de sus miembros. Consiste en una pluralidad de hombres, cuyas conciencias individuales sustentan los contenidos espirituales de la comunidad. Ellos interactúan recíproca y continuadamente, conformando una textura de relaciones de variable duración e intensidad. Algunos conjuntos de relaciones son tan sólidos y persistentes como el Estado, la Universidad y la Iglesia, que perduran a través del relevo de las generaciones.
El orden dentro de la sociedad no sería posible sin una cantidad de reglas admitidas y practicadas por los hombres en su conducta íntima y en sus relaciones de unos con otros. Estas relaciones sociales implican acciones y omisiones de cada sujeto cuyos destinatarios son sus prójimos.
Entre dichas acciones y omisiones interindividuales hay algunas reputadas absolutamente necesarias para la supervivencia y bienestar de la sociedad. Estas son imperativamente ordenadas por reglas de conducta de cumplimiento inexcusable, pues cuentan con el respaldo de la autoridad y de la fuerza organizadas de la comunidad -Estado y policía- para imponerlas, bajo conminatorias de severos castigos. A estas reglas coercibles se las denomina "normas jurídicas" y a su totalidad se conoce como "derecho". Es indudable que en la obediencia a las normas jurídicas no solamente influye la predecisión de castigos, sino también, en gran proporción, motivos meritorios como la solidaridad humana.
El derecho no es un fin en sí mismo, es "una técnica de organización social"67 y un medio para la realización de aquellos fines que interesan fundamentalmente a la colectividad. Delimita la extensión de lo lícito en la conducta humana y castiga lo que reputa ilícito. Fomenta la cooperación. Jerarquiza los bienes asignando lugar preferente a los principales para el mantenimiento de la comunidad como la vida, la familia, el trabajo, la educación, la libertad, la honra y las formas de propiedad admitidas. Previene y resuelve los conflictos de intereses mediante el reconocimiento y garantía de unos y, consecuentemente, la postergación, exclusión o represión de los contrapuestos. Por estas funciones es, igualmente, un instrumento de control social.
Otros fines que se cumplen con el concurso del derecho son producto del desarrollo histórico de los pueblos, por ejemplo, comunicaciones, regimentación de las relaciones obrero-patronales, política económica, deporte, etc.
De veras, este ordenamiento jurídico imprescindible impone renunciamientos y sacrificios que son el precio de la vida en común y el aporte para las garantías de la efectiva realización del hombre en sociedad.68
10.- EL DERECHO, PARTE DE LA CULTURA.-
Concluimos señalando el sitio del derecho en el mundo.
Es evidente que la Constitución Política del Estado, las leyes, las sentencias de los tribunales, en fin todo lo que empíricamente conocemos como jurídico, no es físico ni orgánico, tampoco es anímico, es decir, privativo y dependiente de la conciencia del individuo.69 Ciertamente su ubicación correcta está en la región del espíritu, al igual que las normas morales, los cánones70 estéticos, las teorías científicas, etc.
En definitiva, el derecho es una creación de la sociedad para regular sus propias relaciones, y como tal, un elemento importante de la cultura.
Fuente: http://www.laultimaratio.com
1 aseverar. Afirmar o asegurar lo que se dice.
2 inconducente. adj. p. us. No conducente para un fin.
3 Giorgio Del Vecchio, Filosofía del Derecho (versión revisada por Luis Legaz y Lacambra), 5a. Ed., Bosch, Barcelona, 1947, pág. 295.
4 arduo, dua. adj. Muy difícil. || 2. Dicho de un terreno: Áspero y fragoso.
5 unívoco, ca. adj. Que tiene igual naturaleza o valor que otra cosa.
6 Citado por Del Vecchio, ob. cit., pág. 295
7 referir. (Del lat. referre). tr. Dar a conocer, de palabra o por escrito, un hecho verdadero o ficticio. || 2. Dirigir, encaminar u ordenar algo a cierto y determinado fin u objeto. U. t. c. prnl. || 3. Poner algo en relación con otra cosa o con una persona.
8 dilucidar. = dilucidar. tr. Declarar y explicar un asunto, una proposición o una obra de ingenio.
9 Multifacética = varias facetas: faceta. f. Cada una de las caras o lados de un poliedro, cuando son pequeñas. Se usa especialmente hablando de las caras de las piedras preciosas talladas. || 2. Cada uno de los aspectos que en un asunto se pueden considerar.
10 abigarrado, da. adj. De varios colores, mal combinados. || 2. Heterogéneo, reunido sin concierto. Un extraño y abigarrado libro. Una multitud abigarrada.
11 contemporáneo, a. (Del lat. contemporanĕus). adj. Existente en el mismo tiempo que otra persona o cosa. U. t. c. s. || 2. Perteneciente o relativo al tiempo o época en que se vive. || 3. Perteneciente o relativo a la Edad Contemporánea. □ V. Edad Contemporánea.
12 proteico, ca. (De proteo). adj. Que cambia de formas o de ideas. || 2. Quím. proteínico.
13 inconmensurable. adj. No conmensurable. || 2. Enorme, que por su gran magnitud no puede medirse.
14 circundar. tr. Cercar, rodear.
15 heterogéneo, a. (Del lat. heterogenĕus, y este del gr. ἑτερογενής). adj. Compuesto de partes de diversa naturaleza.
16 contextura. (De contexto). f. Disposición y unión respectiva de las partes que juntas componen un todo. || 2. contexto. || 3. Manera de estar físicamente constituida una persona. || ~ moral. f. Condición o cualidad moral de una persona.
17 irrefutable. (Del lat. irrefutabĭlis). adj. Que no se puede refutar. = refutar. (Del lat. refutāre). tr. Contradecir, rebatir, impugnar con argumentos o razones lo que otros dicen. || 2. ant. Rechazar, rehusar.
18 polifacético, ca. (De poli-1 y faceta). adj. Que ofrece varias facetas o aspectos. || 2. Dicho de una persona: De variada condición o de múltiples aptitudes.
19 plétora. (Del gr. πληθώρα). f. Biol. Exceso de sangre o de otros líquidos orgánicos en el cuerpo o en una parte de él. || 2. Gran abundancia de algo.
20 inextricable. (Del lat. inextricabĭlis). adj. Que no se puede desenredar; muy intrincado y confuso.
21 "Objeto" es todo aquello cuyo concepto puede ser sujeto de un juicio; por ejemplo, la nada es la carencia de ser y valer.
22 irreductible. adj. irreducible. = irreducible. adj. Que no se puede reducir.
23 homogeneizar. tr. Hacer homogéneo, por medios físicos o químicos, un compuesto o mezcla de elementos diversos. --- homogéneo, a. adj. Perteneciente o relativo a un mismo género, poseedor de iguales caracteres.
24 reticular. adj. De forma de redecilla o red. Aparejo, membrana reticular.
25 abstraer. (Del lat. abstrahĕre). tr. Separar por medio de una operación intelectual las cualidades de un objeto para considerarlas aisladamente o para considerar el mismo objeto en su pura esencia o noción.
26 ensoñaciones : Tener Ilusión, fantasía.
27 Consúltese Nicolai Hartmann, La Nueva Ontología (traducción de Emilio Estiú), Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1954. También Augusto Pescador, Ontología, Losada S.A., Buenos Aires.
28 inercia. (Del lat. inertĭa). f. Mec. Propiedad de los cuerpos de no modificar su estado de reposo o movimiento si no es por la acción de una fuerza. || 2. Rutina, desidia. □ V. fuerza de ~, momento de
29 patente. adj. Manifiesto, visible. || 2. Claro, perceptible. || 3. f. patente de invención. || 4. Título o despacho real para el goce de un empleo o privilegio.
30 ente. (Del lat. ens, entis, ser). m. Fil. Lo que es, existe o puede existir. || 2. entidad (ǁ con personalidad jurídica, particularmente si se halla relacionada con el Estado). Ente público Radiotelevisión Española. || 3. coloq. Sujeto ridículo o extravagante. || ~ de razón. m. Fil. El que no tiene ser real y verdadero y solo existe en el entendimiento.
31 ostentar. (Del lat. ostentāre). tr. Mostrar o hacer patente algo. || 2. Hacer gala de grandeza, lucimiento y boato.
32 escueto, ta. (De or. inc.). adj. Descubierto, libre, despejado, desembarazado. || 2. Sin adornos o sin ambages, seco, estricto.
335 "La forma más extraña guarda secretamente el arquetipo" Goethe, citado por Heinrich Henkel, Introducción a la Filosofía del Derecho (traducción de Enrique Gimbernat Ordeing), Taurus, Madrid, 1968,pág. 25.
34 consorte. (Del lat. consors, -ortis, participante). com. Persona que es partícipe y compañera con otra u otras en la misma suerte. || 2. Marido respecto de la mujer, y mujer respecto del marido. || 3. Der. Personas que litigan unidas, formando una sola parte en el pleito..
35 aprehender. (Del lat. apprehendĕre). tr. Coger, asir, prender a alguien, o bien algo, especialmente si es de contrabando. || 2. aprender (ǁ llegar a conocer). || 3. Fil. Concebir las especies de las cosas sin hacer juicio de ellas o sin afirmar ni negar.
36 peculiar. (Del lat. peculiāris). adj. Propio o privativo de cada persona o cosa.
37 prodigioso, sa. (Del lat. prodigiōsus). adj. Maravilloso, extraordinario, que encierra en sí prodigio. || 2. Excelente, primoroso, exquisito.
38 cognitivo, va. (De cognición). adj. Perteneciente o relativo al conocimiento.
39 zozobra. f. Acción y efecto de zozobrar. || 2. Inquietud, aflicción y congoja del ánimo, que no deja sosegar, o por el riesgo que amenaza, o por el mal que ya se padece. || 3. Lance del juego de dados. || 4. Mar. Estado del mar o del viento que constituye una amenaza para la navegación.
40 avatar. m. Fase, cambio, vicisitud. U. m. en pl. || 2. En la religión hindú, encarnación terrestre de alguna deidad, en especial Visnú. || 3. Reencarnación, transformación.
41 inalterabilidad. f. Cualidad de inalterable. ---
426 Pitirim A. Sorokin, Sociedad, cultura y personalidad (traducción de Anibal del Campo), Aguilar, Madrid, 1960, pág. 4.
43 denuedo. (De denodarse). m. Brío, esfuerzo, valor, intrepidez.
44 lacónicamente. adv. m. Breve y concisamente, de manera lacónica.
45 idiosincrasia. f. Rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad.
46 conspicuo, cua. adj. Ilustre, visible, sobresaliente.
47 portentoso, sa. adj. Singular, extraño y que por su novedad causa admiración, terror o pasmo.
48 erudito, ta. . adj. Instruido en varias ciencias, artes y otras materias. U. t. c. s. || 2. m. y f. Persona que conoce con amplitud los documentos relativos a una ciencia o arte.
49 perennidad. f. Perpetuidad, continuación incesable.
50 enigma. (Del lat. aenigma, y este del gr. αἴνιγμα). m. Dicho o conjunto de palabras de sentido artificiosamente encubierto para que sea difícil entenderlo o interpretarlo. || 2. Dicho o cosa que no se alcanza a comprender, o que difícilmente puede entenderse o interpretarse.
51 innato, ta. adj. Connatural y como nacido con la misma persona. ---- connatural. adj. Propio o conforme a la naturaleza del ser viviente.
52 Véase Ely Chinoy, Introducción a la Sociología (traducción de Darío Julio Cantón), 4a. Ed. Paidos, Buenos Aires, 1964, págs. 28 y ss.
53 coetáneo, a. (Del lat. coaetanĕus). adj. De la misma edad. || 2. contemporáneo.
54 No en sentido biológico a través del plasma germinativo, sino como transferencia operada por la enseñanza y el aprendizaje dentro de la sociedad.
9 Véase Emilio Estiú, Introducción a la Ontología de Nicolai Hartmann, en el volumen citado "La Nueva Ontología", págs. 58 y ss.
55 dialéctica. (Del lat. dialectĭca, y este del gr. διαλεκτική). f. Arte de dialogar, argumentar y discutir. || 2. Método de razonamiento desarrollado a partir de principios. || 3. Capacidad de afrontar una oposición.
56 reverencia. (Del lat. reverentĭa). f. Respeto o veneración que tiene alguien a otra persona. || 2. Inclinación del cuerpo en señal de respeto o veneración.
57 encauzar. tr. Abrir cauce. || 2. Encerrar en un cauce una corriente o darle dirección por él. || 3. Encaminar, dirigir por buen camino un asunto, una discusión, etc.
58 faena. f. Trabajo corporal. || 2. Trabajo mental. || 3. quehacer. U. m. en pl. || 4. Acción y efecto de faenar (ǁ matar reses). || 5. Mala pasada. || 6. Servicio que se hace a alguien.
59 añicos. m. pl. Pedazos o piezas pequeñas en que se divide algo al romperse. || hacer ~ a alguien. fr. coloq. Causarle gran fatiga, física o moral.
60 N. Hartmann, ob. cit., pág. 181
61 Véanse págs. 53 y ss.
62 allanar. (De llano). tr. Poner llano o plano. U. t. c. intr. y c. prnl. || 2. Dejar o poner expedito y transitable un camino u otro lugar de paso. U. t. en sent. fig. || 3. Derribar una construcción. || 4. Rellenar un terreno hasta que quede al nivel del suelo. || 5. Entrar en casa ajena contra la voluntad de su dueño.
63 nudo, da. (Del lat. nudus). adj. desnudo. □ V. ~ propiedad, ~ propietario.
64 sintetizar. tr. Hacer síntesis. -- = síntesis. f. Composición de un todo por la reunión de sus partes. || 2. Suma y compendio de una materia u otra cosa.
65 hacinar. tr. Poner los haces unos sobre otros formando hacina. || 2. Amontonar, acumular, juntar sin orden. U. t. c. prnl.
66 volitivo, va. (Del lat. volo, quiero). adj. Fil. Se dice de los actos y fenómenos de la voluntad.
67 Hans Kelsen, Teoría General del Derecho y del Estado (traducción de Eduardo García Máynez), Universidad Nacional Autónoma de México, 1979, pág. 6.
68 "Nos ocupamos de medidas sociales, para la existencia continuada, no de reglas para un club de suicidas". H.L.A. Hart, El Concepto de Derecho (traducción de Genaro R. Carrió), 2a. ed., Abeledo-Perrot, Buenos Aires,1968, pág. 238.
69 El hombre puede pensar normas jurídicas o sentirse agraviado por una sentencia injusta. La desazón y el acto de pensar son fenómenos psíquicos, pero lo que piensa -la ley- y lo que origina la pesadumbre -la sentencia injusta- son ajenos al arbitrio del individuo, pues, de otro modo, si dependieran de él, los modificaría a su antojo.
70 canon. m. Regla o precepto. || 2. Catálogo o lista. || 3. Regla de las proporciones de la figura humana, conforme al tipo ideal aceptado por los escultores egipcios y griegos. || 4. Modelo de características perfectas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario